Los préstamos estudiantiles tienen tasas de interés más altas que la mayoría de los demás préstamos. Esto se debe a que los prestatarios de los préstamos estudiantiles son generalmente jóvenes y sin antecedentes crediticios, lo que los hace menos atractivos para los prestamistas. Además, los préstamos estudiantiles tienen una gran cantidad de beneficios, como la posibilidad de eximirse del pago de los intereses durante el periodo de estudio. Esto significa que los prestamistas tienen que cobrar tasas de interés más altas para compensar los riesgos. Los préstamos estudiantiles también tienen un periodo de gracia más largo que otros préstamos, lo que aumenta los costos para los prestamistas. Finalmente, el gobierno federal impone un límite a la cantidad de intereses que los prestamistas pueden cobrar, lo que puede limitar la cantidad de intereses que los prestamistas pueden cobrar.